La mayor parte de la energía elaborada por el organismo se desperdicia totalmente, sobre todo en tensión muscular inútil. Esta tensión muscular inútil absorbe una enorme cantidad de energía. Y en el trabajo sobre sí, lo primero es poner atención en esto.
El aumento de la producción de energía no tiene ningún sentido, mientras no se haya detenido el desperdicio. Si la producción se acrecienta, sin que se frene o se haga algo para poner fín al desperdicio, la nueva energía producida aumentará únicamente este desperdicio inútil y hasta podrá hacer surgir fenómenos malsanos. Previamente a todo trabajo físico sobre sí mismo, el hombre debe entonces aprender a observar y a sentir su tensión muscular; debe ser capaz de soltar los músculos cuando sea necesario, es decir, antes que nada relajar la tensión inútil de los músculos.
¿Qué es la relajación?
Podríamos definirla como un estado de distensión muscular, de ausencia de tensión innecesaria.
Lo anterior va ligado a un estado mental determinado que está relacionado con la tranquilidad, quietud de la mente y actitud mental de abandono y confianza.
Hay además niveles más y más profundos de relax. De manera que podemos ir desde un simple descanso a un nivel de profunda distensión y quietud mental que llega a crear un estado de sereno bienestar interior.
Podemos decir que si nuestra vida estuviese ausente de conflictos este estado de relax sería natural en nosotros, al igual que lo es en los animales salvajes y los niños.