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Asana: postura física que debe ser mantenida lo más inmóvil y cómodamente posible, el tiempo necesario, con perfecto control respiratorio y mental.
En Yoga, cada paso tiene extraordinaria importancia y debe ser dominado plenamente. Cuando nos sintamos seguros en uno de ellos estaremos en condiciones de asentarnos con firmeza en el siguiente.
Empezamos primero con técnicas destinadas a mejorar el estado del cuerpo físico, después técnicas para el cuerpo astral y finalmente técnicas dirigidas a desarrollar nuestro cuerpo mental y sus capacidades.
Existen 840.000 ásanas o posturas de Yoga, pero las principales son 84, de las cuales doce son básicas y con ellas se puede actuar prácticamente sobre todo el cuerpo.
Con las ásanas, el cuerpo va adoptando diferentes posturas produciéndose una activación muscular que se ve amplificada al afectarse partes del cuerpo (cada vez más internas y escondidas) que normalmente, con un ejercicio “normal” no se ven afectadas.
En las asanas, los efectos más profundos sobre el organismo, se producen en relación directa con el grado de relajación que se consiga en las posturas, a la concentración con la que se realicen y con el tiempo de permanencia en ellas. A mayor relajación, concentración e inmovilidad en una postura, mayores y más rápidos serán los beneficios (tanto físicos como mentales). Más adelante, incorporando la respiración adecuada en las posturas, podrás participar más activamente en los efectos que puedes obtener de ellas.
Por último decir que la práctica de las ásanas debe resultar siempre agradable y, aunque al principio supongan un esfuerzo, no debe llegarse nunca al agotamiento.
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